domingo, 28 de junio de 2015

Conciencia del espacio interior.



Siempre que exista belleza, bondad, el reconocimiento de la benevolencia de las cosas sencillas en tu vida, busca el trasfondo de esa experiencia dentro de ti mismo. No puedes identificarlo con exactitud y decir “ahora lo tengo” o captarlo mentalmente y definirlo de alguna manera. Es como el cielo transparente.

No tiene forma. Es espacio; es quietud, la dulzura de Ser e infinitamente más que estas palabras, que son solamente indicadores. Cuando eres capaz de sentirlo directamente dentro de ti, se profundiza. Así que cuando aprecies algo simple -un sonido, una visión, un toque- cuando veas belleza, cuando sientas bondad amorosa hacia el otro, siente la inmensidad del espacio interior que es la fuente y trasfondo de esa experiencia. 

Muchos poetas y sabios a lo largo de las eras han observado que la verdadera felicidad -yo la llamo la alegría de Ser- se encuentra en cosas simples, aparentemente sin importancia. La mayoría de las personas, en su búsqueda incesante de la ocurrencia de algo significativo en sus vidas, pierden continuamente lo insignificante, que bien puede ser para nada insignificante.

El filósofo Nietzsche en un escaso momento de profunda quietud, escribió “para la felicidad, ¡cuán poco se necesita para la felicidad!....la cosa menor precisamente, la cosa más sutil, la cosa más ligera, el movimiento de una lagartija, un suspiro, un guiño, una mirada, hace falta muy poco para construir la mejor felicidad.  Serénate”.

¿Por qué es la “cosa más simple” la que constituye la “mayor felicidad”? Porque la verdadera felicidad no la origina la cosa o el evento, aunque es así cómo aparece inicialmente. La cosa o evento es tan sutil, tan poco inoportuna, que solamente se requiere una pequeña parte de tu conciencia, y el resto es espacio interior, conciencia en sí misma sin la obstrucción de la forma.    
     
La conciencia del espacio interior y quién eres en tu esencia son una y la misma. En otras palabras, la forma de las cosas pequeñas deja cabida para el espacio interior. Y es desde el espacio interior, la propia conciencia no condicionada, esa verdadera felicidad, que emana la alegría de Ser. Sin embargo, para percibir las cosas pequeñas, tranquilas, necesitas estar sereno en tu interior. Se necesita un alto grado de alerta. Quédate quieto. Observa. Escucha. Estáte presente.  

Esta es otra forma de encontrar el espacio interior: se consciente de ser consciente. Di o piensa “Yo Soy” y no le añadas nada a ello. Percibe la quietud que sigue al Yo Soy. Siente tu presencia, el ser desnudo, develado, desvestido. No ha sido tocado por lo joven o viejo, rico o pobre, bueno o malo o cualquier otro atributo. Es la matriz espaciosa de toda creación, de toda forma.


Eckhart Tolle: Extracto de “Una nueva Tierra"

No hay comentarios:

Publicar un comentario